Necesitaba una pausa urgente. Algún lugar cerca de Lima, un tanto diferente a los habituales destinos playeros. Quería que mis niñas exploran algo más que Paracas, Asia o Punta Hermosa. Por eso, cuando llegó la invitación de la cadena de Hoteles Casa Andina, no dudé en ningún momento en elegir el hotel de Chincha. Había tenido buenas referencias del servicio y al mismo tiempo me parecía una buen opción de escape rápido, para alguien como yo que no dispone de mucho tiempo y un par de chiquitas ansiosas de calor y piscina. Así iniciamos el #ViajeDeMamáCulpableDivorciada
Tres horas y #Yastá
Llegar al destino es fácil. Tres horas en bus o algo menos con movilidad particular. Lo primero que sorprende es que el hotel está en pleno centro de la ciudad y frente a un mall, pero resulta algo así como un espacio de paz en medio del bullicio.
Al agua patos y patas
La primera ventaja que encontramos en el Casa Andina Standard – Chincha es la piscina: Está diseñada como espacio familiar porque la mayor parte de ella tiene poco más de un metro de profundidad; así que no da miedo a los niños más pequeños, lo que sucede con otros hoteles costeros. Contemplar el atardecer en aquella zona, es un premio, y un alivio inmediato al estrés. El cielo chinchano regala contrastes bonitos.
Si los críos se cansan de remojarse, tienes también una zona de juegos instalada sobre un área verde, así que no hay pierde, como para recrearse hasta el cansancio..
A nivel general, puedo decir que las instalaciones son seguras y la atención es una de las cosas que más me gustó. Destaco a Luigui, el chico de recepción, tan amable y dispuesto a ayudar (habla, ¿estás soltero? #OkNo, jooo). La comida de Sana, el restaurante es bastante agradable y tiene carta para colorear, pensando en los más pequeños. Pero también resultó chévere darme un escapada al bar a la hora en que las nenas se durmieron. Moría por probar el chilcano de pisco macerado en guindón, de cuya fama me habían hablado; así como posar al lado de un bodeguero chinchano, inmortalizado en una foto gigante.
- Otra vista de la piscina al crepúsculo
- Bodeguero chinchano en el bar
- carta de niños para colorear
- Pescado a lo macho.
- Chilcano con macerado de guindón
- juegos para niños
Más allá del hotel
Siempre que viajo con las chicas, procuro que puedan sentir el alma del destino, sobre todo cuando se trata de algún resort o espacio cerrado de diversión. Nos dimos tiempo para visitar el distrito de Grocio Prado, que queda a un par de minutos de hotel. Arribamos al santuario de la Melchora Saravia Tasayco, o Melchorita, la beata del pueblo, la que concede milagros según la tradición. Fue especialmente rico ver a las pequeñas ver cómo recorrían el lugar y aprender a mismo tiempo las condiciones en las que vivía aquella mujer humilde en el tránsito de finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.
- Retrato de la Melchorita
- Santuario
- Vista de la casa a la feria
Sigamos yendo pa’ Chincha
Si me preguntan si recomiendo el hotel, pues sí. La mejor señal es que mis niñas pidieron regresar para volverse peces por unos días más en aquella piscina (no olviden el bloqueador que la radiación es fuertota). Quiero ir con ellas a recorrer el barrio de El Carmen la próxima vez y atreverme a cantar en el Karaoke que se ubica junto al bar del hotel. Ah, también hay gimnasio, por si quieres eliminar culpas tras los banquetes con comida típica. Casa Andina Standard de Chincha tiene ahora mi cariño. APROBADO.